Podíamos haberlo
vuelto a intentar, y haber vuelto a fracasar, y no habernos importado nada.
Podíamos habernos quedado un poquito más, aunque quisiéramos irnos, mojándonos
bajo la lluvia, para ver quién era el primero que lo mandaba todo a la mierda y
abría el paraguas. Pero no volvimos a suceder. Y quizá sea mejor así, aunque
los primeros días me quería morir y los de después también, pero ya no tanto. No tanto. Y que el tiempo lo cura todo y que tú eras
una herida como otra cualquiera. Ahora lo entiendo todo mucho mejor, cariño. Y
he corrido lo más rápido que he podido para venir hasta aquí y decirte que
yo... que yo ya no. O que ya. Qué basta. Que eras la mujer más bonita del
mundo, pero que ese mundo ha detonado y ahora sólo queda humo. Pero he dejado
de fumar, ya lo sabes. Así que me tienes en el umbral de estas palabras,
llamando a la puerta para decirte adiós: abre. O asómate por la ventana, qué
más da. Te sonrío y me voy, para que sepas que, sino enamorarme, al menos sé
sobrevivir. Y gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.