jueves, 4 de julio de 2013

Y en fin...


Que lo que yo quiero es quemarme con el café contigo por la mañana, y que me abraces por la espalda al despertar mientras me das un beso y luego dices que todo irá bien y yo sonrío al pensar que no necesito que las cosas vayan de otra forma. Que lo que yo quiero es que me cojas de la mano por las calles de la ciudad y que nos perdamos, o nos encontremos, o que crucemos semáforos en rojo juntas. Y también quiero mirarte y que sin palabras nos entendamos, y contártelo todo y que me lo cuentes todo. Y que por la noche nos duchemos juntas mientras desafinamos cantando alguna canción. Y hacerte para cenar tu plato favorito, y terminar haciéndote el amor después, como postre. Y que te quedes luego a dormir, y que en invierno nos peleemos por quién tiene más manta. Y que lleguen los domingos y no sean aburridos, y que ningún día de la semana sea duro si lo termino estando a tu lado. Que lo que yo quiero es un poquito de sentido en mi vida, alguna razón (tu sonrisa) para creer que merece la pensar seguir, ya sabes. Y que pasado el tiempo lleguemos a ser lo más bonito que hayamos tenido; algo por lo que merezca la pena morir. Y pasarnos las noches de verano mirando las estrellas, mientras nos pasamos el humo de algún cigarro y nos besamos después de cada calada. Y yo te digo muy bajito que gracias por existir, y por haber llegado, y por quedarte, a pesar de todas las razones (mis cicatrices) para irte. Y, no sé, algo así es lo que quiero, y quizá espero demasiado de la vida, pero qué culpa tengo yo si soñar me resulta demasiado bonito. A veces creo que, de no soñar, hace tiempo que estaríamos muertos. 

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