jueves, 22 de agosto de 2013

Cicatrices...


No era amor, era demasiada soledad acumulada. Demasiadas noches, ya he perdido la cuenta, en la que las horas pasaban demasiado lentas y tenía la sensación de que moría muy deprisa. No era amor, era que había visto demasiadas películas románticas de esas en las que todo, al final, le sale bien al protagonista; pero las cosas no fueron así, aunque hubiese sido bonito. No era amor, era la forma que tenía de esperar algo de la vida. Ya sabes, piensas: "Algún día llegará alguien que le dará sentido a todo", y es como una espina que te clavas, mientras pasa el tiempo, y mientras miras el reloj de reojo, consumiéndote. Tic, tac, tic, tac, como la banda sonora de un desastre. No, no era amor, era cualquier cosa menos eso, porque el tiempo nos curó de aquello. Sí, nos curó, porque dolía, como una mala postura, pero a la hora de vivir. Nos curó de la obsesión que teníamos por abducirnos, como si quisiéramos que el otro fuese más nosotros mismos que nosotros. Como si tú quisieras que yo fuese más tú que tú misma, y como si yo quisiera que tú fueses más yo que yo misma. No sé si me explico. Era una obsesión dañina, que lo jodía todo, como si hubiésemos rociado con ácido los esquemas de nuestra vida. No sé cómo coño pensábamos sobrevivir a eso. Quizá no lo pensábamos, a lo mejor no tuvimos tiempo de hacerlo, porque fue vernos y dictar nuestra propia sentencia. Nos condenábamos a no sé cuántos días de torturas mutuas, hasta que el cuerpo resistiese, lo malo es que nuestro orgullo nos llevó a resistir demasiado. Y ya estábamos muertas cuando nos despedimos. Tan muertas que ya no parecíamos nosotras. Tan muertos que cuando te fuiste aún pensé en decirte que te quedaras, pero luego me miraba las heridas, y las palabras se me asfixiaban en la garganta. He de decir que lloraba por las noches, ya no sé si de dolor o porque te echaba de menos. Quizá por ambas, porque cuanto más te alejabas más cicatrizaban mis heridas y, no obstante, más sangraba esa necesidad de siempre. La de no estar tan sola, digo. La de no estar sola conmigo, porque yo también se arañarme por las noches. Y qué putada.

1 comentario:

  1. Creo que la clave del amor es que mientras menos lo buscas mas rápido llega, pero en la espera encontramos esas mentiras que parecen amor y que terminan dañándonos. Tu entrada es muy profunda, espero que te recuperes pronto.
    Saludos.

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.