Cariño, no se puede romper un corazón roto

No concordábamos mucho. De hecho, casi nunca concordábamos. Siempre nos peleábamos. Y nos retábamos la una a la otra cada día. Ella era la parte derecha de la cama y yo la ventana. Ella es de fiesta sábado noche y yo de amaneceres de domingos. Pero a pesar de nuestras diferencias, teníamos algo importante en común. Estábamos locas la una por la otra.Porque ella sera por la que yo dejare de llamar a tres por semana. Ella sera aquella por la que yo aprenderé a bailar. Ella es esa a la que llamo un domingo cuando quiero pasármelo bien, a la que me llevo detrás de una roca en la playa a escondidas,ni sus amigas, ni nadie  nos vean. Ella es con la que comparo a todas las demás. Y lo acepto,porque la quiero, pero sé que nunca la voy a tener del todo. Porque para ella su todo no soy yo, y es otra. Con ella hago pactos que nunca puedo cumplir. Y me jode. Saber que haga lo que haga ella siempre tendrá alguien a quien llamar un domingo, alguien con quien comparar a todas las demás, a quien llevar tras una roca, y esa, no soy yo. Porque ella tendrá a muchas como yo, pero yo no tendré a nadie como ella.Por eso creo que aprendiendo a bailar, o llevándola a las playas más remotas del mundo, ella creerá lo mismo. Pero la cosa no va así, ella es el gran amor de mi vida, pero yo no soy el suyo. Y quizás ahora no quiera verlo, pero cuando se acaben los billetes a lugares remotos, los sábados noche sentada con ella en el salón, igual pueda entender que esa no soy yo. Es solo lo que quiero ser. Así que me tengo que dar prisa, porque yo ya he encontrado con quien quiero pasar mi para siempre, pero tengo que dejarla ir, porque ella todavía no lo ha echo. Y me jode. Pero me joda lo que me joda, su corazón pertenece a otra. 

Hace tiempo que su corazón dejó de latir, hace tiempo que no le da a nadie el poder ni la fuerza para romperlo, o lo que es peor, para quererlo.